Quienes se opusieron a la hiperactividad heterodoxa del
presidente de la Reserva Federal norteamericana, Ben Bernanke, tenían miedo a
la inflación, como quienes ahora están en contra de que actúe el Banco Central
Europeo. Bien, pues la inflación estadounidense se encuentra en un cómodo (o
quizás excesivamente bajo) nivel del 1,4%, según el último dato (hoy podría
publicarse un 1,7%). En 2011, alcanzó la "preocupante" cifra del
3,2%. Aunque, teniendo en cuenta el elevado nivel de deuda del país, bien
podemos pensar que, en realidad, ese 3,2% es un nivel es un nivel más que
apropiado, porque, descontada la inflación, EE.UU. se estaría financiando a
tipos negativos.
Si Bernanke no hubiera actuado con sus dos programas de
compras de bonos y su "operación twist", en Estados Unidos no hubiera
habido inflación, es cierto. Los que profesan la religión anti-inflacionista
hubieran sido felices, pero la economía americana hubiera contraído una
enfermedad infinitamente más grave: la deflación. De acuerdo con un estudio
realizado por Mark Zandi, economista jefe de Moody's, y Alan S. Blinder, ex
presidente de la Fed y profesor de la Universidad de Princeton, en caso de que
no hubiera habido respuesta política a la crisis, Estados Unidos, hubiera
estado en deflación durante 2010 y 2011.
Hay que tener en cuenta, además, que los pronósticos de
Blinder y de Zandi se realizaron en junio de 2010 y que, por tanto, no tenían
en cuenta ni el segundo programa de compra de bonos, anunciado por Bernanke en
la conferencia de Jackson Hole en agosto de 2010, ni tampoco la "operación
twist" anunciada un poco más de un año más tarde. Eso significa que el
proceso deflacionista podría haber sido todavía más profundo.
Pero donde más se ha notado la política fiscal y monetaria
de Estados Unidos ha sido en el empleo, aunque muchos analistas consideren que
no haya servido para nada, y especialmente en este campo. Es cierto que la tasa
de paro se mantiene por encima del 8%, un nivel especialmente elevado para
Estados Unidos. Pero, de no haberse tomado medidas, el nivel de desempleo
habría tocado techo en el año 2011 en el 16,3%, muy por encima del 9,8% en que
esta tasa marcó sus máximos, y en el año 2012 se colocaría en el 15%.
En el PIB, Blinder y Zandi se pasaron de optimistas. Según
sus pronósticos, en el año 2011, la economía americana, contando con los
estímulos, debería haber crecido un 3,6%, pero se quedó en el 1,8%. En el año
2012, el PIB de la primera economía del mundo debería haber crecido un 5,1%,
pero, según el consenso de analistas de Bloomberg, la cifra se quedará en un
más que modesto 2,2%. Pero, posiblemente, los autores de este estudio no
contemplaran la posibilidad de que la crisis de deuda europea alcanzara la
dimensión que ha adquirido, contaminando al resto del mundo.
La fotografía no quedaría completa sin contar qué hubiera
ocurrido con el PIB si Ben Bernanke y Barack Obama no se hubieran puesto manos
a la obra con los estímulos. En 2009, el PIB americano hubiera caído un 7,4%
(frente al 2,4% que se contrajo), en 2010, la caída hubiera sido del 3,7%,
frente al crecimiento del 2,9% que sumó en ese ejercicio.
Pero, ¿cómo ha sido posible que el paro baje y la economía
se recupere gracias a Bernanke? Sus medidas tienen el objetivo de reducir los
costes de financiación de las empresas a largo plazo para que invirtieran. Ahí
reside la conexión política monetaria-economía real. Para ello, se dedicó a
limpiar los balances de los bancos con el objetivo de que, de esta manera,
pudieran prestar. También compró deuda pública americana para que la
administración demócrata pudiera poner en marcha estímulos fiscales sin que los
mercados comenzaran a preocuparse por el problema del endeudamiento
estadounidense. De hecho, los intereses de la deuda americana a diez años están
en mínimos.
En la última reunión de banqueros centrales en Jackson Hole,
Ben Bernanke, contó cuáles han sido las consecuencias de los planes que ha
puesto en marcha (ya completos, con la operación twist incluída). Según los
tres estudios que citó, la compra de bonos del Tesoro durante su primer
programa, redujo el interés de la deuda a diez años entre 40 y 110 puntos básicos.
La segunda ronda de expansión monetaria redujo esos costes de financiación en
otros 15 ó 45 puntos básicos. En total,
pues, los costes de endeudarse a diez años bajaron entre 80 y 120 puntos
básicos para el Estado. Y otro tanto se puede decir para las empresas.
Por eso, hasta 2012, las primeras dos rondas de expansión
monetaria podrían haber elevado la producción en casi un 3% e incrementado el
número de empleados en más de dos millones. Podemos dudar, o no, de estos estudios. El propio Bernanke,
aunque los defiende, aunque los utiliza, dice que lo hace con cautela, porque
la crisis podrían haber atenuado la circulación de la política monetaria hacia
la economía real. El sistema no funciona todavía a la perfección. Pero también
hay otras evidencias empíricas que dan muestra de su éxito: Estados Unidos crea
empleo, Europa lo destruye; Estados Unidos, aunque poco, crece; Europa se
encamina a una recesión. Fuente: http://www.finanzas.com/noticias/mercados/20120914/bernanke-estudios-demuestran-planes-1531879.html
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