Hacer ejercicios no solo beneficia la salud física. Ejercitarse constantemente contrarresta el desgaste ocupacional, también conocido como el síndrome del burnout laboral.
Así lo señala un estudio de la Universidad de Tel Aviv, en Israel, publicado en la revista Journal of Applied Psychology.
El síndrome burnout se debe principalmente a la exposición prolongada a altos niveles de estrés en el trabajo. Quienes lo viven experimentan fatiga física, cognitiva e interpersonal.
“Es común oír que estas personas dicen que les duele hasta pensar”, comentó la psicóloga costarricense Ana María Morales.
Según los investigadores, el principal beneficio está en las personas que realizan al menos cuatro horas de actividad física a la semana; sin embargo, quienes realizan dos horas y media pueden ver ya los beneficios.
“Si no puede hacer nada para que su ritmo de trabajo sea menos estresante, las actividades físicas durante su tiempo libre pueden ser una herramienta certera de manejo del estrés”, dijo en un comunicado de prensa Sharon Toker, una de las investigadoras.
Ejercicio relajante. Originalmente, el estudio estaba diseñado para medir la relación entre el síndrome burnout y la depresión. Sin embargo, al agregar la variable del ejercicio a la ecuación, los científicos vieron que esto les hacía llegar a una conclusión más importante.
Para ello, se evaluó a 1.632 trabajadores de diferentes campos laborales. A todos ellos se les hizo un examen físico que incluyó muestras de sangre, toma de medidas, un examen físico, una prueba de orina y un electrocardiograma.
Luego se les hizo un cuestionario psicológico para determinar su nivel de estrés laboral y del síndrome burnout y otra prueba para verificar si padecían depresión.
Después se analizó el nivel, frecuencia y tipo de actividad física que realizaban los participantes.
A los participantes se les dividió en cuatro grupos: uno que no realizaba actividades físicas del todo, otro que hacía entre 75 y 150 minutos a la semana, otro entre 150 y 240 minutos por semana y en el cuarto grupo se ubicaban quienes hacían más de 240 minutos de ejercicios a la semana.
“En quienes hacían 240 minutos (cuatro horas) de ejercicios a la semana o más el impacto del burnout y la depresión, era casi inexistente; pero incluso 150 minutos (2,5 horas) ayudan a las personas a mejorar su día laboral con mayor eficacia y autoestima”, dijo Toker.
“La actividad física beneficia a todos en una empresa. No solo se trata de combatir la obesidad. También los trabajadores se sentirán mejor, el ausentismo laboral será menor y y la productividad será mayor”, dice el estudio.
Para Morales, el ejercicio ayuda al manejo del estrés, y con esto, sí es posible que reduzca el impacto del síndrome burnout y de ciertos síntomas depresivos.
”El ejercicio relaja. Cuando nos ejercitamos, pensamos en algo que no es trabajo, y eso reduce los niveles de estrés”, aseguró.
Los científicos señalan que aunque sí demostraron relación entre el síndrome burnout y una posible depresión posterior, esto no es el mayor valor del trabajo.
“Burnout y depresión están conectados, pero no son lo mismo. La depresión es condición clínica, el burnout es agotamiento propio del estrés laboral”, aclaró Toker.
Con medida. Para la especialista costarricense en Educación Física Evelyn Álvarez, el ejercicio sí puede reducir el estrés, pero debe hacerse de acuerdo con el nivel físico de cada persona.
“Cuando se hace ejercicio, se liberan endorfinas. Al hacer esfuerzo se libera el estrés y uno deja de pensar en los problemas laborales”, comentó.
”No obstante, el ejercicio debe dosificarse. No es para que alguien vaya y corra cuatro horas en un día, es para que las distribuya en la semana y lo haga según su condición física”, concluyó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario