En China, la ralentización de la inflación y el aumento de los salarios forman una extraña pareja. Los precios al consumo del gigante asiático sólo se incrementaron un 2,2% en junio en términos interanuales.
Eso supone una caída con respecto al 3,0% de mayo y el nivel más bajo registrado desde enero de 2010. También ayuda a explicar por qué el Banco Central movió ficha la semana pasada en un intento de dar un impulso al crecimiento recortando los tipos de interés por segunda vez en menos de un mes.
En principio, la caída de la inflación siempre está reñida con el continuo incremento salarial. En 2011, el salario medio del sector privado se incrementó un 18,3% . En el primer trimestre de 2012 se produjeron aumentos de doble dígito en el salario mínimo en algunas provincias del país y, según un sondeo reciente entre 4.242 empresas elaborado por Manpower, las condiciones del mercado laboral siguen siendo estrictas.
Un aumento salarial aumenta el poder adquisitivo de los consumidores y debería traducirse en un repunte de los precios. Sin embargo, la relación que existe en China entre salarios e inflación está distorsionada por el control que ejerce el Gobierno de los precios de productos y servicios.
Los precios de la energía y el transporte público, que forman parte importante del índice de precios al consumo (IPC), los fija el Gobierno y se mantienen en niveles bajos. Eso significa que los datos del IPC no reflejan toda la realidad de la inflación en China, ya que los aumentos de precios fuera de la cesta del IPC pueden ser mucho más acusados. El precio de alquilar un apartamento en la ciudad industrial de Guangzhou ha aumentado un 10% en el último año según datos de la agencia del sector inmobiliario Centaline.
Un café con leche en uno de los más de 500 locales que Starbucks tiene repartidos por todo China cuesta ahora un 8% más que en 2011.
A corto plazo, una caída de la inflación implica más margen para sostener el crecimiento. Goldman Sachs prevé que el IPC caiga por debajo del 2% en julio y que el Gobierno chino introduzca uno o dos recortes más de tipos durante este año. Sin embargo, los rápidos incrementos salariales implican que el respiro que está viviendo China gracias a la baja inflación será más corto de lo que el Gobierno y los mercados desearían.
Fuente: Lea el artículo original publicado en The Wall Street Journal Europe
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